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30. Grados

¿Para qué detener el pensamiento? No es natural. La única forma de lograrlo es a través de un bloqueo sistemático y trabajoso. Y tan sólo por unos míseros instantes.

Claro, podemos tomar la vía del yoga, arremeter contra cada "pensamiento" (lo pongo entre comillas porque ni siquiera somos capaces de experimentar un pensamiento sino un flujo) cada vez que aparezca, hasta que creemos un condicionamiento. Una coerción.

El problema con este camino tan popular en estos días, es que como va en contra de nuestra propia naturaleza que incluye el pensar, nos creamos un nuevo centro, uno que no incluye la totalidad de nuestra existencia particular.

Este centro puede estar corrido tan sólo algunos grados de nuestro centro real (metafóricamente hablando) pero las consecuencias de esta aberración se van a sentir en todas las decisiones que tomemos.

El más allá

De pronto, mientras pataleaba, se dio cuenta de que su ataúd era un huevo.

-Alejandro Jodorowsky. La danza de la realidad.