7. ESTADO EMOCIONAL (una fábula)

Una persona discute con otra de altas cuestiones filosóficas. La discusión se acalora, a pesar de que una de las personas se mantiene tan calmada como en el principio. La otra persona por el contrario, se coge de los cabellos, vocifera y bate sus manos con fuerza y con violencia. Sus ojos se brotan, su tez se enrojece y su tono de voz se torna violento.

Ya está acostumbrado a llegar a este punto en las discusiones en las que debe defender su punto de vista, perfectamente razonable, hasta llegar a la rabia y hasta al insulto personal. Después se calma, se peina con una mano y tan amigos como siempre.

La primera persona desafortunadamente no puede acalorarse. Porque desafortunadamente su conciencia no le permite quedarse en el plano de los argumentos. Desafortunadamente para él, también hacen parte de la discusión el estado emocional enajenado de su interlocutor, y hasta el suyo propio. Hace parte de la discusión su propia respiración y hasta el cordón desamarrado de su interlocutor, que éste está a punto de pisarse. Inclusive hacen parte de la discusión los rayos de sol que empiezan a filtrarse por la ventana y el frio de la mañana y el primer canto de los pájaros.

Y siente una mezcla de tristeza y alegría porque entiende que cada encuentro humano es una ocasión única e irrepetible, que no volverá a suceder. Agradece en silencio esta oportunidad de comunión con ese otro, que bien podría ser el mismo en diferentes circunstancias… El otro, sigue vociferando sus argumentos…
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